sábado, 22 de junio de 2013

El Navegante

El Navegante.
Por Alfredo Martínez Hidalgo
(Cad. III A.E)


Era un navegante de aspecto gitano. Nómade de espíritu rebelde que se empecinaba en navegar por los mares del sol. Arriba de su barco con forma de caballo zarpó un lunes de un puerto de los mares australes. Durante semanas, la tormenta lo azotó. Falsas sirenas aladas obstruyeron y retrasaron su paso. La tempestad hizo tambalear su curso y humedecía el camino espacial. Era increíble cómo te miraban los otros navegantes. ¡Qué raro era ver al joven marinero pelear y atravesar las estrellas para tocar el sol! El arcoíris que se formaba entre las lunas de Marte, era testigo de que el sueño era real, que lo imposible es factible, que las lágrimas aparejadas con sudor, daban frutos y vencían los huracanes, vendavales y marejadas. Todo el mundo te decía que estabas loco, mas todos se olvidaban que había llegado el día, en que finalmente pudiste navegar, con tu flauta dulce, por los mares del sol. 




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