jueves, 25 de abril de 2013

Imaginaria Negligente


Imaginaria Negligente
Por Angelo Magaña Suazo
(Cad. III A.E.)

-“Oye, tienes imaginaria” -me dice Lobos alumbrándome la cara con una linterna.

Al poco rato, me encuentro en el patio de la orden retirando el basurero y llevándolo a los contenedores que se están en el curso militar.

La noche es fría y oscura y me da una sensación de vulnerabilidad no sé por qué, pero la costumbre y las ganas de terminar rápidamente la misión de mi turno de imaginaria, la cual se encuentra escrita en ese papel plastificado que llevo en mi mano izquierda, me hacen indiferente al frío y al sentimiento de vulnerabilidad. Entonces apuro el paso.

Una vez de vuelta a la “calidez” de la cuadra, miro la hora y me doy cuenta de que aún me quedan cuarenta minutos de insomnio inducido por el servicio. Pero las ganas son más grandes, entonces me recuesto en la cama de Vergara, un cadete que lleva no sé cuánto tiempo interno en enfermería y cuya cama se ha transformado en lo que llamamos “cama de servicio”, por supuesto, para no arrugar nuestras propias camas.

Cierro los ojos un instante, los abro, miro la hora: sólo quedan cinco minutos para el término de mi turno. Pienso: “Cresta, me quedé dormido”. De pronto me doy cuenta que debería haber despertado al último  turno hace más de veinte minutos. Cada noche que los cadetes pasan en la Escuela, ocho alumnos vigilan el sueño de sus pares, estos son los llamados imaginaria. Los turnos duran una hora. Cuando a uno le toca un turno de imaginaria, lo despiertan un cuarto de hora antes de tomar su puesto.  A su vez, uno debe despertar al imaginaria siguiente un cuarto de hora antes de la hora de que tome su turno. El último turno, que va de cinco a seis, es el más complicado pues debe ducharse y hacer diana antes que todos, ya que después comienza la rutina diaria.

Despierto a Manríquez alumbrándole la cara con la linterna y le digo: “Oye, tienes imaginaria”
Abre los ojos lentamente pateando la perra como es de costumbre para todo cadete entrante de imaginaria, mira la hora y exclama: “¡Chuuu, pero me estay despertando tarde po!”
“Sorry, me quede dormido, anda a ducharte y yo me quedo más rato cubriéndote el puesto”
Por mi negligencia, hice medio turno de imaginaria de más.


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