sábado, 4 de agosto de 2012

Psico-fóbia


Psico-fóbia
Por Angelo Magaña Suazo
(CAD. II A.E)

En la soledad de las profundidades se esconde un extraño ser. Mitad monstruo, mitad humano. Observa y examina su entorno y no experimenta miedo alguno a la hora de elegir su víctima.
Él no conoce la compasión, ni la delicadeza, ni la sobriedad, ni mucho menos la empatía cuando realiza sus actos.
Él está colmado de ira y rabia, de desdicha y rencor.
Él no tiene miedo a matar, es más, incluso le es indiferente.
Matar a ese indefenso ser y luego esconderlo minuciosamente para evitar pruebas que lo culpen.
Matar a ese otro ser que tanto lo amó durante años y al cuál le prometió un amor eterno en el altar... pero ella terminó  dentro de un cajón en las profundidades del lago de la familia.
Y por ultimo, asesinar a la persona que le dio la vida, lo vio crecer y le brindó su cariño y su propia vida.
Sin embargo él sigue ahí, y no parece estar en absoluto  arrepentido. Si la esquizofrenia y la droga no existieran, esto no se podría explicar sin  mencionar al diablo.
El ser humano es tan manipulable y tan vulnerable por las sustancias terrenales que es capaz de cometer los actos más ruines y macabros, tan horrorosos  que ni la mente los puede imaginar.
Sin embargo él sigue ahí, con su chaleco de fuerza en su habitación acolchada.
A veces  suele gritarle a Dios y otras veces le  grita a Satán. Si la droga no existiese nada de esto hubiera ocurrido.
Yo que tengo que resignarme  a tratar con él… Aun siento  miedo,  cuando pienso en  lo que  le hizo a su familia.
Sin embargo él sigue ahí, en la soledad y la profundidad de su habitación.
Pero no tengo  por qué quejarme, después de todo, fue mi elección trabajar en este siquiátrico.